Paisajes sonoros




Creo que todos recordaréis que cuando erais pequeños, la lectura en voz alta era algo cotidiano. Estábamos acostumbrados a que nuestros mayores leyeran para nosotros. En su empeño por alimentar nuestro hambre de niñas repletos de preguntas, asumían su papel de forma espontánea, eran nuestros ojos, se preocupaban por cuidar el tono y los gestos, ofreciéndonos a través de su voz nuestro primer contacto con los libros. El sonido nos acercaba a la palabra y la palabra invocaba al texto, sin duda era un proceso que nos permitía vivir la historia sin distracciones, con plena atención disfrutábamos de aquellos momentos.
El tiempo nos ha hecho crecer, permitiéndonos ser autosuficientes. Tenemos claras nuestras opciones, nuestras preferencias, leemos, porque necesitamos la ficción para reconciliarnos con el mundo. Sabemos que de lo contrario estaríamos perdidos, por eso colocamos estratégicamente ciertos libros por las distintas habitaciones de nuestra casa, a un extraño podría parecerle que tendemos al desorden, pero la verdad es otra, esos libros son botes salvavidas.
Cuando nos dejan, tendemos a esquivar la línea recta que pauta nuestros días para realizar, según nuestras posibilidades, pequeñas o grandes inmersiones en el paisaje. Somos adultos limitados por lo obligatorio. Visitamos nuestra biblioteca guiándonos por la confianza que dan los viejos amigos. Esos que lo saben todo sobre nosotros, pero que nunca desvelarán ninguno de nuestros secretos.
Pulsa aquí para escuchar y prepárate para el viaje. 

CONVERSATION

Back
to top